En este microcuento introduzco a la Doctora Cifiero, el personaje imaginario que interpreto en este proyecto. Es por ello un relato muy breve que sirve de introducción al resto de mis obras. Tiene contenido para adultos y elementos de femdom, aunque no es muy explícito (el resto de mis historias lo son mucho más).

Bitácora de actividades. Día 16 tras el desbloqueo de las comunicaciones de la flota. Por fin he encontrado la solución a mi aislamiento.
Llevo semanas encerrada en esta pequeña nave. Hace 101 días que se detectó el primer caso de una nave infestada, justo en la flota en la que me encontraba. Suelo tener ese tipo de suerte. El Brote absorbe energía de cada nave que infesta, desactivando irremediablemente sus sistemas uno por uno. Al principio los altos mandos negaron lo sucedido. No les culpo, no querían sembrar el pánico. Lo que es incomprensible fueron los métodos que usaron. Censuraron literalmente todas las comunicaciones de alerta de cientos de naves. Intentaron poner medidas, nos aislaron, pero nada parecía frenar el avance de la infestación.
Al final se nos ordenó disgregarnos para evitar que la forma de vida alienígena saltase. La medida castigó gravemente a quienes vivimos desplazándonos de nave en nave. Pero a todos, incluso a quienes no afectó tanto, nos pareció el fin del mundo.
Tan pronto como había surgido, el Brote cesó, aunque todavía no hemos vuelto a la normalidad. Y lo peor es que se ha extendido a otras flotas del sector, donde parece estar causando aún más daño. La solución que han seguido ha sido la única que se probó funcionar con nosotros: aislamiento total. Y por experiencia puedo afirmar que aquello, además de efectivo, es muy duro.
Durante mi aislamiento, LARS, la inteligencia artificial de mi nave, me recomendó llevar a cabo actividades para mantener la cabeza ocupada. Había estado sola durante tanto tiempo, sin ver un alma...
Soy un animal social. Necesito contacto humano. LARS podía paliar en cierto modo la falta de socialización. Es sorprendente lo interesante que puede llegar a ser una máquina cuando no hay más remedio. Hasta le pegué la foto de un buenorro en el altavoz de la cabina. No obstante, ni el juguete sexual más avanzado podrá jamás sustituir al contacto de un ser humano auténtico. Además, mis gustos son, digamos... particulares.
Durante días me devané los sesos pensando en cómo mantenerme distraída. No dejaba de pensar en sexo. Me sorprendía a mí misma abriendo varias veces los estantes del camarote, mirando mi colección de succionadores, fustas, collares, esposas... Varias veces me puse mi strap-on favorito, con función de vibrador, e imaginé que alguien lo cabalgaba. No era suficiente. Mi imaginación volaba desbocada, creando fantasías cada vez más retorcidas. Imaginando mundos irreales, criaturas fantásticas, deseos hechos realidad... Y recuerdos. Demasiados recuerdos.
Sé que hay muchos ahí fuera que lo están pasando igual o peor a causa del aislamiento.
Así que he decidido tomar cartas en el asunto. De poco sirven mis habilidades médicas en un problema de ingeniería. Lo que sí tengo es una pluma ágil y una mente tan creativa como pervertida.
Es el momento de hacer algo al respecto, de darles a quienes lo necesitan las fantasías que anhelan. Y de hacerlas realidad en sus mentes.
Es el momento de escribir para salir del aislamiento.
~Draci
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